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La deconstrucción del mundo real

La finalidad del arte no es reproducir la realidad, sino crear una realidad de la misma intensidad. Alberto Giacometti

En la obra de Wolfgang Scholz encuentra en una visión personal las emociones de un mundo real, misma que deriva en una variedad de planteamientos expresivo-formales logrados mediante interpretaciones matérico-realistas. Su representación descarnada del ser es lograda mediante una paleta cargada de materia de la que emergen figuras modificadas por la acción constante con que re-trabaja cada pieza, hasta crear una figuración escultórica en las que al final únicamente se intuye la esa presencia humana de la que parte.
Las imágenes surgen con gran vigor sobre las superficies casi dúotonales de colores fuertes y cálidos, y en las que destaca esa forma particular de ver al ser humano como centro de atención, pero no como un recurso academicista, sino en un ejercicio de deconstrucción de las formas para lograr un impacto meramente pictórico.
Su método formal de construcción emplea la sobreposición de otras materias distintas a la pictórica como el colage; el papel es utilizado como fuente de transparencias y como textura, aumentando la carga matérica sobre las superficies; cancela y se enriquece a través de los múltiples trazos amplios espontáneos en una constante yuxtaposición de elementos figurativos y abstractos, creados a base de manchas de color sobre los que se disponen figuraciones contrastantes de modo intuitivo. Cada cuadro activa nuestra capacidad intuitiva para descubrir símbolos, metáforas visuales o mitologías individuales.
Las obras están cargadas de  intensidad expresiva controlada que escapa del caos, y en las que se evidencia la búsqueda del equilibrio formal. La  representación intemporal de sus obras se debe a ese carácter humano del cual parten, y que sirve de base en la búsqueda de formas expresivas derivadas de su modo para deformar dramáticamente la realidad existente.
Es así como podemos decir que la obra de de Wolfgang Scholz nos transfiere una visión intensa y trágica de la realidad, que logra tanto mediante la deformación del color como de las propias  formas, en un ejercicio constante de experimentación; un trabajo anti-retórico que activa sus posibilidades comunicativas en otros contextos y nos brinda imágenes de carácter emocional y expresivas.

Rafael Alfonso Pérez y Pérez
Subdirector del Museo Arzobispado, Mexico City
20.5.2008